Las casas que están en perfecta armonía con su entorno ambiental pueden ser simplemente construcciones bien integradas desde un punto de vista estilístico, sin embargo, la arquitectura ecológica va más allá de eso. Sus ventajas no sólo se limitan a encontrar coherencia con la naturaleza que las rodea, sino también en lo que respecta al tipo de materiales de construcción utilizados.

Partiendo de la base de que no existe una definición comúnmente aceptada sobre lo que es una construcción ecológica o verde, se puede afirmar de forma tácita que existe un acuerdo general sobre cómo sus características pueden brindar una serie de ventajas a este tipo de arquitectura.

El mínimo consumo energético, por ejemplo, es una característica fundamental de las construcciones ecológicas. La energía es un factor de polución clave y un proyecto que disminuya considerablemente su uso tendrá un plus verde, tanto para su presupuesto como para el sustento de la obra.

A su vez, el bajo consumo de energía debe traducirse en la aplicación de principios bio-climáticos para prolongar esa disminución del gasto energético una vez construida la edificación en su día ad ía.

De este modo, por un lado serán prioridad los materiales naturales que necesiten poca transformación industrial, y también los reciclados.

También se debe aprovechar la luz natural, por eso es esencial tomar en consideración la orientación de la casa para la entrada de rayos solares, esto permitirá contar con áreas de recreación con buena luminosidad e incluso, la posibilidad de crear huertos orgánicos.

Tomar decisiones adecuadas en este sentido, es decir, una acertada suma de decisiones de distinto tipo, pero todas relacionadas con la sustentabilidad y habitabilidad, ayudará a que el resultado sea lo más ecológico posible. Ello repercutirá en una menor huella de carbono, así como en un ahorro económico en el bienestar y a largo plazo, también en la protección de la salud de sus inquilinos.

En general, las ventajas de la arquitectura verde son mucho mayores que los inconvenientes, en especial en el área económica, dado que a lo largo de los años la inversión termina recompensándose e incluso rentabilizándose gracias a los productos renovables.

No se trata sólo de economizar, sino de colaborar para que las futuras generaciones puedan disfrutar de un mundo, si no más verde, al menos más saludable y menos contaminado.